domingo, 27 de noviembre de 2011

Salchichón, chorizo y morcilla

¡Hola! Hoy os voy a contar mi primera experiencia matancera, pero antes de nada, os diré que ya estoy un poco mejor, aunque no consigo que se me vayan los mocos ni a la de tres. Sigo con mi dieta mediterránea (jamón, leche y jamón) pero en breve volveré a comer como antes, o por lo menos eso es lo que piensan mis padres, y yo no los quiero desanimar.

Este fin de semana la abuela ha hecho embutidos de todo tipo, y allí estaba yo para documentarlo todo. Me ha faltado apuntar los ingredientes de cada cosa, pero todo se andará.

Lo que primero hicieron fue el salchichón, pero ahí no hice nada. A mí es que me gusta más meter la mano y remover, aunque si os digo la verdad, tampoco me dejaron. Mis padres me metieron en el parque y desde ahí lo vi todo, pero me hubiera gustado estar en primera línea; menos mal que estaban también los primos, porque mis padres se desentendieron de mí. Además el primo Iván no paraba de jugar conmigo y la prima Rocío cuidándome en todo momento, ¡qué lujazo!
A ver si el año que viene se enrollan y me dejan envolver el chorizo.


Lo más espectacular fue la morcilla. 


Tras varias pruebas, os puedo asegurar que quedó deliciosa. ¡Qué rica!


El sábado acabé rendido. Con tanta gente en casa de la abuela, no sabía a dónde acudir. De un lado para otro. Unos me cogían, el otro me daba un apretón, mi padre tocando el bombardino... en fin, una locura de día. 


El domingo, más tranquilillo. Aunque tampoco paré. Primero en el columpio de casa del abuelo, luego en mi moto y al final de paseo con la bici. 


Tita Asun, que no veas cómo corre la moto. En Granada es que se me escurría, pero en la calle, no sabes cómo corre. Qué rato más bueno eché con el abuelo. Yo creo que en el fondo a él le hubiera gustado montarse, pero es que ya dije antes que es de una plaza.


Y aquí ya preparados para nuestro paseo en bici. Es que a mis padres les gustan los paseos domingueros en bici y a mí pues me lo quieren pegar. Fijaos en mi sillita. Es alucinante ir ahí, lo único que no me gusta es ponerme el casco, aunque no me podéis negar que es chulo, chulo. 






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