Lo prometido es deuda; aquí estoy, después de la resaca del cumpleaños, dispuesto a contar lo que ha dado de sí mi primer cumpleaños.
El día de antes en Granada tuvimos fiesta y mi madre se pasó toda la mañana en la cocina, preparándome la merienda para llevar al día siguiente a la guarde. Aquí la tenéis, un bizcocho y unas galleticas para mis compis.
Por la mañana, como siempre, me llevó mi padre a la guarde, donde me habían preparado una fiesta las maestras.
Me cantaron el cumpleaños feliz, nos comimos las galletas y el bizcocho...
... y como todos los días, a echarnos la siesta
Por la tarde, a la villa, a por más sorpresas
aquí estoy abriendo los primeros regalos
Y el sábado más. Para celebrar el cumpleaños, mis padres decidieron hacer una barbacoa en casa del abuelo. Y se lo curraron, me pusieron hasta una guirnalda de Pocoyó.
En esta foto estamos con toda la tropa
y aquí, la tarta de Pocoyó, que aunque no se ve muy bien, era chulísima
La vela no la soplé porque sé que a mi madre le hacía ilusión soplarla ella, pero el Pocoyó me lo comí a mordiscos.
Y cómo no, después vino la piñata. Os lo he dicho, en esta casa no se celebran muchos cumpleaños, pero cuando se ponen, no hay quién les gane
Y hasta aquí mi primer cumpleaños ¿Qué más le puedo pedir a la vida? muchos años para seguir celebrándolo y que todos lo veáis.
P.S. Os dejo una foto de hace un año y así me decís si he crecido o no. En ésta tenía tres días de vida y una cara de monillo...