El domingo nos levantamos temprano, con la luz del sol y mi madre dijo "como tengamos que estar todo el día aquí metidos, nos va a dar algo". Así que ella, como si no lo tuviera planeado de antemano, le sugirió a mi padre que nos llevara al río Dílar. El sitio está chulísimo y no solo eso, es que además se está la mar de fresquito allí.
Además, ahora todo está encaminado a "cansarme", literalmente. Solo piensan en ¿qué podemos hacer para que el monillo se canse -y luego se duerma en seguida-?
A mí me da igual que hagan las cosas con una segunda intención, el caso es que la hagan.
Al principio quería meterme en el agua y cuando me metieron poco más y se me corta la circulación.
Me pasé el rato tirando piedras al río (y a lo que se pusiera por medio, vamos)
Cuando llegamos a casa, comí y tras beberme medio biberón me quedé frito como un "picatoste"
Hasta aquí nuestra excursión dominical pero no quiero despedirme sin poneros esta imagen, que vale más que mil palabras
una dentadura en mi espalda |
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