Ese fue el diagnóstico que me dio mi pediatra el jueves. ¡Ay qué malico he estado! ¡Si es que no salgo de una cuando ya he entrado en otra!
El miércoles por la noche comencé vomitando. He vomitado en sitios que ni mis padres sabían que existían. En la cama, en la cuna, encima de mis progenitores, en el sofá, en diversos cojines, en las enaguas, en los muebles de la cocina, etc, etc y un largo etc. Mi madre no daba abasto a poner lavadoras y secadoras, ¡ya veremos cuando llegue la factura de la luz, jeje!
Yo quería comer, pero llegó el momento en que dejé de intentarlo porque todo lo que entraba, salía.
Mi dieta se ha basado en zumo de naranja y gusanitos, era lo único que me sentaba bien. El domingo ya empecé a espabilarme un poco, pero solo un poco. Así que aprovechamos para dar un mini paseo en bici e ir a jugar con el primo Lucas al parque (tita Loli, mándame las fotos con el primo)
Estaba tan hecho polvo que no tenía ganas ni de jugar
Todo el día en brazos de mami, y si no que se lo pregunten a su espalda, que me parece que se la he dejado peor de lo que estaba.
Pero bueno, el lunes ya regresé a la guarde, y a día de hoy -martes- me como todo lo que cae en mis manos. Tengo hambre atrasada y no sé por dónde empezar
Voy a acostarme que estoy muy cansado, os dejo con unas fotillos del baño de esta noche ¡Qué ganas de que llegue el verano, con lo que me gusta el agua!
P.D. Por cierto, que he metido más fotos en el post anterior, así que no olvidéis echarle un vistazo.
See you soon!
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