lunes, 23 de abril de 2012

Pre-fiestas

¡Qué días más intensos llevo! No tengo tiempo ni de dormir. 

El caso es que estos días en Zújar están siendo de lo más moviditos. No paramos ni un segundo, y es que tenemos tanto por hacer...

Sólo paramos para salir a tomarnos una cervecilla (yo, zumo de piña, para qué os voy a engañar) Además, ahora, tenemos un bar de referencia, porque al dueño se le ha ocurrido montar una terraza cerrada al aire libre y con juguetes para los niños. ¡El sueño de mis padres y el mío, claro está! Ellos tranquilitos, y yo pasándomelo pipa.

Tienen muchos juguetes, pero yo me quedo con el Ferrari. Supongo que todos conocéis mi afición por las ruedas, y si no, pues ya lo sabéis.
Total, que el sábado vino la tita Asun con una sorpresa, "la Luisi" 


Es una perrilla de mi tamaño, muy simpática y juguetona. Me persigue y todo, y nos hemos hecho muy buenos amigos.
Por la tarde, tuvimos que ponernos a hacer las bolsas de chuches para los niños que salen con "la caja" durante toda esta semana. Así que hicimos acopio de personal y a las 4 de la tarde estábamos todos dispuestos en fila india esperando a que dieran el pistoletazo de salida para empezar con la tarea.


Lo primero, subir las chuches al huerto...



A las siete de la tarde ya habíamos embolsado alrededor de 1300 bolsas de chucherías, bolsa arriba, bolsa abajo. A pesar de eso, aún sobraron varias bolsas que hemos guardado para echárselas a los niños el viernes por la mañana.

Por la noche, nos fuimos a la novena, y aquí donde me veis, me la tragué entera. Sin molestar ni nada. Como un tío hecho y derecho. Si hasta le eché un "Viva" a la Virgen. 

Y el domingo fue lo mejor. A las 5 de la tarde vino "la caja" a casa del abuelo. Al principio no daba crédito de lo que veía. No entendía muy bien qué hacían dos tíos tocando el tambor con unos cientos de niños siguiéndoles. Es como el cuento del "Flautista de Hamelín", aunque en lugar de flautas en Zújar utilizan tambores y en lugar de ratas, en el pueblo van niños.




El domingo no fueron muchos niños, porque como fuimos los primeros, parece que algunos no se enteraron. Pero tendríais que ver los que han venido hoy a merendar. Alrededor de los 250, y no exagero, porque el abuelo había comprado 300 zumos y 300 cañas de chocolate y han quedado menos de 100. Una locura. Hay niños grandes, chicos, bebés, madres con carritos... una locura. 
Menos mal que se han organizado bien y en cuestión de 15 minutos los tienen a todos contentos.

Y cuando terminan los niños, pues nos tomamos unas fantillas con "los cajeros", que los pobres se tiran el día entero dándole al tambor; sí, mañana y noche.


Esta tarde nos hemos venido para la casa, porque dicen mis padres que me estoy dislocando demasiado, y mañana me mandan a la "guarde", ¡con lo bien que estoy en el pueblo! Mañana cuando le cuente a mis compis lo que he hecho el fin de semana, no se lo van a creer. Les llevaré unas chuches para que tengan pruebas de que no miento.

Lo mejor de todo, es que el jueves estamos otra vez ahí. A dar más caramelos y a bailar al son de "la caja". La tita Asun me ha comprado un tambor y voy a ver si me da unas clases mi padre para poder tocarlo el sábado de fiestas.

Veremos a ver cómo me porto. Pretenden que aguante la misa entera; va a ser que no. Con el ruido que hay dentro de la iglesia no me comprometo a nada.

Me voy a descansar, que todavía cierro los ojos y en el silencio de la habitación escucho el sonido de los tambores.
Hasta mañana.









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