miércoles, 29 de junio de 2011

Corpus Christi

Después de trasnochar tardé poco en coger el sueño, además me habían prometido ir a ver la procesión el jueves, así que no di mucho la lata esa noche.



El jueves por la mañana nos fuimos a ver la multitudinaria y calurosa procesión del Corpus en Granada. Fuimos de tranquis, viendo unos pocos altares y la entrada de la procesión en la catedral.


Luego entramos a la catedral, era la primera vez que la veía por dentro y me quedé maravillado


Como hacía tanto calor, ni siquiera nos paramos a tomarnos una coca-cola; nos fuimos directamente a la casa, en busca del aire acondicionado. Teníamos que reponer fuerzas para ir por la tarde a la feria. 


Yo no me esperaba tantos cacharricos, luces, globos, etc... Llegué con un dolor de cuello a casa que para mí se queda. Es que no me habían avisado de lo que íbamos a ver y no estaba preparado.


Y lo mejor de todo, es que estos dos que tengo por padres, no tuvieron la delicadeza de montarme en nada, ni de comprarme un algodón de azúcar, ni una piruleta, ni un trozo de coco... ¡no tienen vergüenza! ¿Para qué me llevan entonces a la feria? ¿para tomarme el biberón? ¡Que sepáis que el biberón me lo puedo tomar en casa tranquilamente! ¡Qué tíos más rácanos!


Y nada más que contaros del Corpus de Granada, en Zújar se celebró el domingo, y la verdad es que no se puede comparar uno con otro. En Zújar, por lo menos el abuelo me hizo una cachiporra para rompérsela en la espalda a mis padres cuando se porten mal. A ver si ahora me tratan con un poco más de cariño...


Además ya me pongo de pie y me suelto de una mano, pese a que aún no tengo mucha estabilidad, pero es que me encanta esta nueva forma de libertad que acabo de descubrir.







jueves, 23 de junio de 2011

Miércoles de feria. La Tarasca.

Estamos de feria y hasta hoy no me había percatado de ello. Ya decía yo que había mucha gente por la calle. La abuela se vino con nosotros porque no había estado nunca en el Corpus, y claro el miércoles por la mañana salimos a la calle y nos fuimos hasta Bib-Rambla. Habían montado un montón de columpios, casetas y las típicas Carocas.


A la una nos fuimos a la calle Mesones para ver pasar a la famosa Tarasca y su cortejo. Llegamos los últimos pero nos pusimos en primera fila, gracias a mi padre, que se pone a dar empujones y se queda solo (como me lleva de estandarte...)

Primero la charanga, luego los gigantes, los cabezudos, el ogro, otra charanga, 

 

y por fin la Tarasca...


que a fin de cuentas es un maniquí que cambia de vestuario cada año y que va montada en un dragón alado (que este año va ataviado con la bufanda del Granada, que acaba de subir a Primera) El desfile tiene su origen en la época de los Reyes Católicos que hicieron del Corpus la principal fiesta de Granada. Y tanto fue así, que a los granadinos les dieron la famosa orden de que se divirtieran tanto que parecieran que estaban locos. La Tarasca es una alegoría del triunfo del bien sobre el mal y su nombre proviene de la región francesa de Tarascón, donde se dio origen a la fiesta en el siglo XIV. 

Aquí estoy sin perder detalle del bicho
Y lo mejor de todo... los globos, que me traen loco

la abuela me ha comprado a Gary

Por la tarde, después de la siesta y la piscina, pues un helado. El primer helado que me han comprado mis padres, que siempre me daban una chupailla sin más; son un poco agarraos.


De camino para casa, vimos el encendido de las luces de Reyes Católicos


Y de ahí, a tomarnos una cervecita, a hacer el ganso un rato y a la cama, que mañana es el día grande de Granada




















lunes, 20 de junio de 2011

Escapada a Almuñécar

El domingo nos levantamos y después de hacer un poco el ganso decidimos bajarnos a ver a los titos de Almuñécar. Me tenían preparada una piscina para que me refrescara, un detallazo por su parte.



Yo creo que estaban interesados en ver este cuerpecito serrano que tengo. Y no es por nada, pero es que "estoy muy bueno".

Después del baño, comida en la terraza con el gato acechándome y después mi siestecita, que no perdono estemos donde estemos. Y como me levanto con buen humor siempre pues nada a jugar un rato con los trompos del tito Ramón, y él venga a hablarme de un teorema de un tal Arquímedes o qué sé yo quién (es que esos temas todavía no son de mi agrado, más adelante, ya hablaremos)


Y como he hecho del gateo un arte y me desplazo como si estuviera en una misión secreta, arrastrándome cual cocodrilo, lo siguiente es levantarse. A mi madre la tengo un poco agobiada, porque es que utilizo cualquier cosa para ponerme de pie aunque se me olvida que después siempre hay un porrazo. Y a parte de levantarme, trepo y voy de sillón en sillón como si fuera Spiderboy. Y como tenía un buen público, pues aproveché para hacer todo lo que sabía.


El día estuvo genial, a Ana no la dejé estudiar pero tampoco es que lo necesite demasiado. 

Lo peor la vuelta. Tardamos dos horas y media de Almuñécar a Granada. ¡Casi como ir a Sevilla!


"¡Ozú, qué caló!"

Ya ha entrado el calor, y de qué manera. Tenemos que salir a partir de las ocho y media de la tarde porque antes no hay quien asome el bigote a la calle. Menos mal que me han puesto una mini-piscina en el balcón y ahí echo las tardes sin pena ni gloria.






Pero la verdad es que en ésta no voy a aprender a nadar; sirve para chapotear y poco más.

Otra opción es irnos a los parques cercanos para jugar en el césped, el inconveniente es que luego me pica todo.




El sábado a mediodía no perdono unas tapitas, la primera, ¡de pepino!

Nada, que si queréis la receta, me la preguntáis.

Y bueno, os diré que el sábado por la noche dormí poco. Es que no sabéis la que se lió en la calle por la ascensión del Granada C.F. a Primera división. Una locura, tanto, que el domingo tuvimos que escaparnos de la ciudad para que no nos pillara

¿Que dónde fuimos? Ahora os lo cuento.


martes, 14 de junio de 2011

LA COMUNIÓN DEL PRIMO IVÁN

El domingo nos fuimos de fiesta, esta vez le tocaba ser el anfitrión al primo Iván.
¡Qué día eché! o mejor dicho ¡qué día echamos!

El sábado estuvimos preparándole una tarta de chuches, cosas de mi madre que es muy textosa, pero al final quedó muy chuli y a pesar de que había dos kilos y medio de chucherías, no quedó ni una. Doy fe.



Estaba riquísima y aunque no me dejaron probar todos los ingredientes, porque no tengo dientes, echamos un buen rato haciéndola mis padres, el abuelo y yo.

El domingo la misa era a las doce la mañana así que nos vestimos y nos fuimos para la plaza, vimos la ceremonia (yo no) y ya me cambiaron de ropa porque hacía un calor que derretía, me dieron de comer y nos subimos al hotel a celebrarlo. El primo Iván se portó muy bien, aunque parezca mentira. Estuvo muy metido en su papel.

En la comida hubo un momento crítico. Todos pensaron que el primo Fernando y yo les íbamos a dar la comunión, pero no fue así. Al primo le asustaba el payaso que habían contratado para entretener a los niños, así que cada vez que la veía chillaba y yo me asustaba de él. Un circo teníamos liado allí, con el par de dos llorando. Menos mal que me quedé dormido mientras ellos comían. 


Me desperté para las tartas, no hubo una, ni dos, ni tres... fueron cuatro. 


Y poco más, los tetes y mi padre le regalaron una bici de montaña que le hizo muchísima ilusión, sobre todo porque se pensaba que le iban a regalar una trompeta y no le gustaba mucho la idea, así que cuando vio la bici poco más y le da un soponcio.



Y nada más, en esta foto salimos tan formales el primo Fernando y yo, pero es solo en la foto, jeje.

miércoles, 1 de junio de 2011

Estos últimos días...

he hecho un poco de todo, desde patrullar la ciudad...




hasta hacer la colada o mejor dicho, ayudarle a mi madre llevando la ropa en mi corre-pasillos


es que no sabéis cómo me gusta echar el rato delante de la lavadora; es mucho mejor que ver un capítulo de Pocoyó. Con un pedazo de pan en la mano y la lavadora en frente, puedo echar la mañana...


Ya me está saliendo el tercer diente, y no es una de las paletas de arriba como debería ser, no. Es el incisivo de al lado, con lo cual estoy precioso. Pero me hace mi apaño no os creáis, que gracias a él no como, devorooooo


A parte de esto ya estoy empezando a gatear en condiciones. Hasta ahora me arrastraba como un gusano, con la barriga pegada al suelo, pero en estos días estoy empezando a ponerme a cuatro patas y a sentarme yo solito (grandes progresos ¿eh?)

Y para rematar la semana, como no podía ser menos, sesión de fotos. A partir de ahora podéis llamarme "el niño de Caparrós", y seguro que más de uno sabe a qué me refiero.


Os dejo un adelanto de la sesión que no tiene desperdicio. Me despelotaron en pleno jardín del abuelo con todas las flores del mundo y bichejos propios y con un calor que me derretía se pusieron a apretar el gatillo de la cámara. Eché de menos que me llenaran el barreño de agua, pero no quisieron. Otra vez será.



¡Hasta otra!